martes, 17 de febrero de 2015

El estado de la pobreza en España 2009-2013. EAPN. En Castilla-La Mancha aumenta la pobreza y exclusión social.

Castilla-la mancha es una de las comunidades autónomas donde más ha aumentado la pobreza y la exclusión social

EAPN (2015). El Estado de la pobreza. 4º Informe. Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España 2009-2013.
 
 
 
COMENTARIOS FINALES DEL INFORME
 Transcurridos ya más de cuatro años desde la formulación de los objetivos europeos especificados en la Estrategia 2020, el seguimiento del indicador AROPE y sus componentes muestra que en España no sólo no se ha avanzado en la reducción de la pobreza y la exclusión social, sino que, por el contrario, han aumentado enormemente. Al respecto, las cifras actuales indican un 27,3% de población AROPE, que supone en términos absolutos unas 12.866.000 personas. Si el objetivo era disminuir en 1,4 millones la población en riesgo de pobreza y/o exclusión, ahora será necesaria una reducción de más de 2,7 millones de personas en los próximos seis años.

Esta cifra AROPE adquiere significado concreto en el análisis de sus componentes. Por una parte, la Privación Material Severa ha aumentado un 38% (del 4,5% al 6,2%), lo que significa, entre otras cosas, más personas que tienen dificultades para alimentarse adecuadamente, más personas donde se retrasa el pago de gastos relacionados con la vivienda principal, más personas que no pueden mantener su vivienda con temperatura adecuada y más personas que no tienen ninguna capacidad para afrontar algún gasto imprevisto. Asimismo, todas ellas forman parte de un conjunto mucho más amplio, cifrado en el 18,6% de la población, que experimenta “mucha dificultad” para llegar a fin de mes. Si a esta última cifra se agregan los grupos que experimentan “dificultad” y “cierta dificultad”, se concluye que el 67% de la población asegura tener problemas para llegar a fin de mes.

En segundo lugar, la población que vive en hogares con baja intensidad de empleo (BITH) se ha más que doblado desde 2009 y, alcanza, en 2013, al 15,7% de la población entre cero y 59 años, lo que, en términos cuantitativos, supone 5.694.683 personas. Por otra parte, el crecimiento del BITH en el último año fue de 1,4 puntos porcentuales, lo que coincide con una reducción de las cifras de paro. Esta aparente contradicción es compatible con las altas cifras de trabajo a tiempo parcial.

Finalmente, la tasa de pobreza ha mantenido pequeñas oscilaciones hasta acabar el período estudiado con la misma tasa que tenía en 2009 (20,4% de la población). Sin embargo, la reducción de la pobreza experimentada en el año 2013 no se debe, como podría parecer intuitivamente, a un mantenimiento o mejora de las condiciones de vida de la población, sino a un efecto estadístico producido por la reducción generalizada de los ingresos. En este sentido, se puede poner como ejemplo al grupo de personas mayores de 65 años, cuyas pensiones prácticamente no se han modificado en el período y que han reducido su tasa de pobreza en 11 puntos porcentuales.

Por otra parte, la evolución de la pobreza ha sido diferente en función del sexo, del grupo de edad, de la nacionalidad, de la relación con la actividad y del nivel de formación.
 
Respecto al grupo de edad se cumple, en general, que las tasas de pobreza son inversamente proporcionales a la edad del grupo que se analice. En este sentido, es muy importante destacar que la pobreza de los menores de 16 años es del 26,7% en 2013, más de seis puntos porcentuales por encima de la tasa que corresponde al conjunto de la población. Dado que los menores comparten el mismo nivel de pobreza que el de los hogares en que residen, la razón de su elevada cifra de pobreza está en la mucha mayor vulnerabilidad que sufren los hogares monoparentales.

Respecto a la relación con la actividad, se destaca que en el año 2013 había un 11,7% de trabajadores en situación de pobreza, lo que viene a demostrar, una vez más, que no cualquier trabajo protege de la pobreza. Esta cuestión está muy relacionada con la evolución creciente de la jornada parcial que, para el último cuatrimestre de 2013, llega al 16,1% del total de ocupados.

Finalmente, la población inmigrante, especialmente la extracomunitaria, tiene tasas mucho más elevadas que la población nacional.

El tercer componente del indicador AROPE es el factor de Baja Intensidad de Empleo por Hogar (BITH), que ha sido el que más ha crecido porcentualmente. Así, la población que vive en hogares con baja intensidad de empleo se ha más que doblado desde 2009 y, alcanza, en 2013, al 15,7% de la población entre cero y 59 años, lo que, en términos cuantitativos, supone 5.694.683 personas.

Por otra parte, ya se ha indicado que una buena comprensión de los fenómenos relacionados con la pobreza implica complementar la Tasa de pobreza con otros indicadores, especialmente aquellos que miden desigualdad. En este sentido, el aumento de la desigualdad se ha intensificado entre los años 2009 y 2012. Así lo demuestra la evolución fuertemente creciente del Índice de Gini, que se había mantenido relativamente constante entre 2005 y 2008 y, a partir de entonces, ha soportado un crecimiento que ha sido muy fuerte durante el primer año, y algo más pausado hasta 2012. El último año analizado, en consonancia con otros indicadores, el indicador muestra un descenso de medio punto. En conjunto, desde el año 2009, el Índice se ha incrementado en 8 décimas para situarse en 33,7 puntos. Además, la proporción de los ingresos totales percibidos por el 20% de la población con mayores ingresos multiplica por 6,3 la percibida por el 20% con menos ingresos (S80/S20).

Desde un punto de vista territorial, el estudio de los datos muestra una gran desigualdad entre las diferentes comunidades autónomas, tanto en lo que se refiere al indicador AROPE como a cada uno de sus componentes.

En primer lugar, la tasa de pobreza y/o exclusión social mantiene diferencias de más de 24 puntos porcentuales entre algunas regiones. En general, el norte soporta tasas menores de pobreza y/o exclusión social, en todos los casos por debajo de la media nacional; y el sur, mayores. Por ejemplo, en los extremos, Navarra, País Vasco y Aragón tienen tasas inferiores al 20 %, y Canarias Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía, mantienen tasas entre el 35% y el 39%. Caso especial es la Ciudad autónoma de Ceuta, en la que casi la mitad de su población (47%) se mantiene en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

Por otra parte, el impacto de la crisis ha sido muy diferente en función de la región que se analice. En primer lugar, la Ciudad autónoma de Melilla y las comunidades de Galicia, Castilla y León y Canarias han reducido el porcentaje de su población en riesgo de pobreza y/o exclusión social. El grupo donde el indicador ha mostrado el incremento más elevado, con cifras de crecimiento entre el 7,2 y el 9,7%, está compuesto por la Ciudad autónoma de Ceuta y las comunidades de Castilla-La Mancha, Cantabria y Aragón. En las tres primeras el crecimiento del AROPE es superior al triple del ocurrido en toda España y, entre todas ellas, acumulan al 9% de la población española y al 10% del total de la población en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

Respecto a la privación material severa, se señala la gran variabilidad de la tasa de Privación Material Severa en los distintos territorios, que oscila entre el 0,6% de Navarra y el 15,3% en Ceuta. Para el caso de las comunidades autónomas, el valor máximo de la tasa multiplica por 17 el valor mínimo y, en el caso de las ciudades autónomas, hay que multiplicar por 24 el valor de la tasa en Navarra, para llegar al correspondiente en Melilla.

Durante los años de la crisis la población en privación material severa ha crecido más de 800.000 personas, totalizando casi 3 millones de personas. Por comunidades, la tasa se redujo en Canarias, Navarra y Castilla y León y creció por encima de la media nacional en Baleares, La Rioja y Ceuta, que lo hicieron por encima de cuatro puntos porcentuales y, especialmente, la Ciudad autónoma de Melilla, cuya tasa pasó desde el 0,9% en 2009 al 14,8% en 2013.

En cuanto al BITH, el número de personas que viven en hogares con baja intensidad de empleo ha subido en todas las comunidades autónomas durante el periodo de crisis, excepto en Ceuta, en la que ha descendido el 0,6%. En el año 2013, la media de la variable para el conjunto del territorio nacional es del 15,7%. Por otra parte, tasas muy superiores a la media tienen las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Canarias y Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

En conclusión, el aumento de la desigualdad que muestran todos los indicadores hasta el año 2012, revela que la crisis ha golpeado con mayor dureza a la clase media y a los grupos sociales más desfavorecidos y explicita también la debilidad de las políticas sociales implementadas. Por otra parte, en este momento, en que los indicadores parecen anunciar que se acerca el fin de la crisis, es importante recordar que los resultados económicos en los años de crecimiento no se trasladaron a los grupos más desfavorecidos de la sociedad, lo cual, de no mediar actuaciones de redistribución decididas, puede repetirse y consolidar para el futuro la pérdida de bienestar causada por la crisis.
 
Informe completo disponible en:
http://www.eapn.es/ARCHIVO/documentos/recursos/1/1423562245_20150208_el_estado_de_la_pobreza._seguimiento_del_arope_2013_listo.PDF

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