lunes, 7 de abril de 2014

PRECARIEDAD Y COHESIÓN SOCIAL. Nuevo FOESSA "Análisis y Perspectivas". 27.03.2014

La Fundación FOESSA y Cáritas presentaron el pasado 27 de Marzo, el nuevo Análisis y Perspectivas correspondiente a 2014, “Precariedad y Cohesión Social" que presenta los primeros resultados de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales realizada por la Fundación FOESSA en 2013. El informe pone de manifiesto que ni la pobreza ni la exclusión social son exclusivas de esta época. Lo que la crisis ha evidenciado es el carácter de nuestra economía: crece la pobreza en época de recesión, pero no se recupera en la misma medida en épocas expansivas. Lo que corresponde es revisar el modelo y, en concreto, si nuestro país apuesta firmemente por un modelo en el que la persona y su dignidad ocupen el lugar central de todas las prioridades, y donde el bien común marque la hoja de ruta.

Descarga del Informe
En la primera parte, “ANALIZAMOS”, ofrece una primera fotografía de una sociedad española –cada vez más fracturada- a partir de los indicadores sociales más relevantes y el avance de resultados de la Encuesta. En la segunda parte, “PROFUNDIZAMOS”, presenta por un lado la trayectoria de la Fundación Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada –FOESSA- desde los antecedentes, la creación -1966- y las primeras aportaciones, hasta los Informes FOESSA sobre la situación social de España y la exclusión en medio siglo de andadura de la Fundación, presentados por Gregorio Rodríguez Cabrero. Esta parte continua también con el debate de la necesidad de articular un verdadero sistema que garantice un nivel de renta suficiente a los ciudadanos en España. En la última parte del informe, “DEBATIMOS”, se abordan los elementos básicos de la crisis de la deuda en España y alternativas, la protección social en América Latina y una serie de preguntas que en estos momentos nos formulamos un gran conjunto de la ciudadanía, que bajo el epígrafe “¿Estamos saliendo de la crisis?”, responden Miguel Ángel García –Profesor de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid- y Ángel Laborda –Director de Coyuntura de Funcas-.
En esta reseña de nuestro blog abordaremos exclusivamente el contenido de la primera parte.

ANALIZAMOS…Los indicadores sociales. Comité Técnico de la Fundación FOESSA
Renta y desigualdad. A pesar de la contención de la caída del PIB en los últimos trimestres del año, las rentas de los hogares, que se miden teniendo en cuenta el efecto del crecimiento de los precios, han seguido reduciéndose en términos reales. Desde el año 2007, la tendencia ha sido un profundo deterioro de la capacidad adquisitiva de nuestros hogares, acentuándose el proceso desde 2010, primer año en el que se acometen las medidas drásticas de recortes. El prolongado proceso de disminución de las rentas ha supuesto un notable retroceso en los indicadores básicos de bienestar. En términos reales la renta media de la población española es inferior a la que había en el año 2000.
Una de las fuentes más importantes de este declive ha sido la reducción de las rentes procedentes del mercado de trabajo. La remuneración media por trabajador ha ido cayendo año a año, tal como reflejan los datos de la contabilidad nacional donde se muestra que el crecimiento de los salarios, cada vez más moderados y por debajo del 1% en 2013, ha sido inferior al de los precios desde 2011. Esta pérdida de capacidad se debe al proceso de ajuste de los costes salariales al contexto de la crisis y de las medidas adoptadas de reducción de las remuneraciones de los empleados `públicos así como la adopción de procedimientos de negociación de los salarios más descentralizados, como consecuencia de la última reforma laboral.
Otro dato revelador del empeoramiento del bienestar en la sociedad española es la agudización de las diferencias de renta entre los hogares. España se ha convertido en uno de los países de la Unión Europea donde la renta se reparte de manera más inequitativa. Sólo Bulgaria y Letonia presentan indicadores de desigualdad más altos.
El aumento de la desigualdad es, sin duda, una de las amenazas más graves de las posibles secuelas en el largo plazo de la crisis; los indicadores alertan de la posibilidad de que este incremento de la desigualdad se convierta en crónico a largo plazo.
Los datos más recientes muestran progresiva recomposición de la distribución de la población por grandes grupos de renta, con una bajada del porcentaje de hogares pertenecientes al grupo intermedio (del 60% al 52%) que pasan a engrosar el grupo de grupo de renta baja (40%) y la inmovilidad del grupo de rentas más altas (8-9%)
Empleo. La situación general es muy negativa en términos de los resultados del mercado de trabajo, con menos empleo, más paro, con el poco empleo que se crea mayoritariamente de carácter temporal, salarios más bajos y, además, repartidos más desigualmente.
Los jóvenes siguen siendo uno de los colectivos más afectados por el desempleo, con una tasa de desempleo superior al 50%; se trata además de uno de los colectivos donde mayor ha sido la pérdida de activos desde la crisis (más de un millón y medio) con un efecto desánimo y salidas forzadas al exterior.
Pobreza y privación. El profundo deterioro del mercado de trabajo en la crisis y la acusada debilidad del sistema de protección social, junto con los severos recortes de prestaciones y servicios, han dado origen a un aumento sin precedentes de las distintas manifestaciones de la pobreza en España. Las formas más severas de pobreza –ingresos inferiores al 30% de la mediana de la renta por adulto equivalente- son las que han aumentado llevando a nuestro país a los primeros puestos del ranking europeo en cualquier clasificación que se haga de indicadores de pobreza. La inseguridad económica de la población española ha alcanzado sus cotas máximas. El aumento de las tasas de pobreza en el periodo de crisis ha llevado a España a presentar unos niveles desproporcionadamente elevados de pobreza monetaria en el contexto de la Unión Europea. Sólo Grecia y Rumania presentaban valores más altos en 2012, perfilándose España como uno de los países donde mayor es el riesgo de pobreza. Los indicadores son superiores a los de Bulgaria y los países bálticos.
Los procedimientos de medición de la pobreza con criterios relativos hacen más difícil interpretar su evolución en los cambios de ciclo económico, aunque el hecho de que las tasas aumenten cuando cae la renta media y, con ello el umbral refleja bien el doble proceso de empobrecimiento de la sociedad española: caída de las rentas y aumento de la desigualdad en su reparto, con un hundimiento de las rentas más bajas.
La crisis económica ha golpeado con fuerza a la sociedad española, siendo el aumento de la pobreza, su cronificación, intensidad y severidad, una de las manifestaciones más crueles. La sociedad española tendrá que afrontar en el futuro diferencias sociales y tasas de pobreza muy altas.
Derechos Sociales. Las llamadas políticas de austeridad no son neutrales en términos distributivos y elevan los niveles de sufrimiento social. La tendencia de la sociedad española desde esta perspectiva podría resumirse como de pobreza creciente y derechos menguantes: acceso más restrictivo a los derechos sociales, recortes en bienes básicos, pérdida de la intensidad protectora de algunas prestaciones sociales y la creciente exclusión de grupos de población de algunos servicios básicos de bienestar. Uno de los ámbitos donde más controvertidas han sido las reformas introducidas es el aseguramiento de las rentas en la etapa de la jubilación. También es preocupante la evolución seguida por la tasa de cobertura de las prestaciones de desempleo; el agotamiento del derecho a las prestaciones de desempleo y las insuficiencias en la cobertura que proporciona el sistema han dado forma a otro factor de riesgo social: el crecimiento de los desempleados que se quedan sin cobertura del sistema básico de aseguramiento.
Las prestaciones de rentas mínimas para los hogares que no tienen acceso a las redes anteriores experimentaron una expansión sin precedentes al comienzo de la crisis pero parece haberse alcanzado el techo máximo en las posibilidades de algunas CC.AA para dar respuesta al crecimiento de las necesidades sociales en su territorio. En Castilla-La Mancha, una de las comunidades autónomas donde la magnitud de los recortes ha sido mayor, el volumen de beneficiarios casi disminuyó a la mitad en 2012.
Otro ámbito relevante en el análisis del acceso a los derechos sociales corresponde a servicios básicos para el bienestar social como son vivienda (aumento de las situaciones de exclusión de este bien por la imposibilidad de hacer frente a las obligaciones hipotecarias), sanidad o educación (reducción en los niveles del gasto). Los recortes en el sistema de atención a las situaciones de dependencia además de provocar la caída del número de beneficiarios, han supuesto una pérdida de cobertura del sistema y la reducción de la calidad de los servicios.

ANALIZAMOS… La fractura social se ensancha. Avance de resultados de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales 2013. Comité Técnico de la Fundación FOESSA
La fractura social se ensancha un 45% en España. El empeoramiento de la situación social en España se extiende a amplios sectores de la población. Ahora ya solo 1/3 personas en España se encuentra libre de los 35 problemas que se han identificado en este análisis; 16.5 puntos menos que en 2007. Este núcleo central de la sociedad española que llamamos integración plena –hogares que no se ven afectados por ninguno de los 35 indicadores-, es ya una estricta minoría. Por el contrario, todos los espacios, desde la integración precaria –hogares que presentan alguno de los 35 problemas señalados, con una incidencia similar a la media de la población española- o la exclusión moderada –la incidencia es doble que la media de la población española-  hasta la exclusión más severa –la incidencia es cuádruple que la media- han aumentado significativamente. Son ya cinco los millones de persones, que se encuentran afectadas por situaciones de exclusión severa en un 82.6% más que en 2007. Ha crecido significativamente la acumulación de problemas en distintas dimensiones de entre las analizadas: empleo, consumo, participación política, educación, salud, vivienda, conflicto social y aislamiento social. Además de producirse una extensión de todas estas problemáticas, estas cada vez se acumulan más en los hogares afectados.
¿Qué es lo que ha ido mal?
Los ámbitos del empleo, vivienda y salud son los que más han aportado al aumento de la fractura social. Los problemas del eje económico.
Los problemas del eje económico. Además del aumento del desempleo, la crisis ha llegado también al sector informal de la economía que se ha resentido por falta de demanda. La pobreza severa se ha duplicado y se ha empobrecido el conjunto de población del espacio social de la exclusión (el 54% de los hogares excluidos se encuentran bajo el umbral de la pobreza y el 23,8% en situación de pobreza severa.
La erosión de la ciudadanía política y social. La creciente desconfianza de la ciudadanía en general respecto a la política genera un mayor proceso de alienación en los sectores más vulnerables, que pierden el interés por participar en la cosa pública. El proceso más preocupante es del incremento de los hogares que para mantener su vivienda tienen que hacer un esfuerzo económico tan importante que les coloca en situaciones de pobreza severa una vez descontados los gastos de vivienda. Puede observarse ya un empeoramiento ya muy notable en cuanto a la garantía de los derechos sociales en el ámbito de la salud.

¿La crisis nos afecta a todos?
Se reducen las diferencias por sexo y se multiplican por la edad. Las diferencias son mucho más claras según la edad: la crisis ha afectado mucho más a los jóvenes. Por otro lado, la exclusión social en la infancia se está convirtiendo en un problema de primer orden que condicionará el itinerario vital de estos menores en el futuro. Las diferencias por sexo son más significativas en niñas y ancianas.
Algunos tipos de hogar especialmente afectados. Las familias numerosas y las familias de estructura más compleja (con más de un núcleo familiar) están más expuestas a la exclusión social. La exclusión severa ha aumentado significativamente (+ 2 puntos) hasta afectar a uno de cada diez hogares con alguna persona con discapacidad.
La educación clave en la prevención de la exclusión social. Los procesos de exclusión social se han extendido con la crisis preferentemente entre los que no alcanzaban el nivel post-obligatorio de formación reglada. La falta de un nivel educativo post-obligatorio se convierte cada vez más en un hándicap para una participación plena en nuestra sociedad.
El desempleo expande la exclusión social, pero la ocupación precaria también hace que aumente. El 38,6% de los hogares excluidos están encabezados por una persona desempleada, bastante más del doble en que en 2007, y en seis de cada diez hogares excluidos hay alguien desempleado (el triple que en 2007). Este tipo de hogares es todavía más relevante en el caso de situaciones de exclusión severa. Pero el acceso o el mantenimiento del empleo tampoco ha impedido una mayor incidencia de los procesos de exclusión social que, como sabemos, se desarrollan en muy diversas dimensiones.
Retroceso en la integración de la población inmigrante.
Exclusión en todos los sitios, pero en unos más que en otros. Mayor incidencia de los procesos de exclusión social en las zonas urbanas que en las rurales.


¿Ha ido algo bien?
Se mantiene la calidad de las relaciones sociales. Es de destacar, en su conjunto, para el total de la población, que los problemas de relaciones sociales y familiares no han experimentado un deterioro e incluso el aislamiento social se ha reducido. Parece claro que una parte de la población ha reaccionado a las dificultades económicas reforzando los lazos y los apoyos con las personas más cercanas.

El VII Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en España de la Fundación FOESSA y Cáritas se presentará el próximo mes de octubre.
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