martes, 4 de marzo de 2014

XII INFORME DEPENDENCIA

Un año más, desde la Asociación estatal de directores y gerentes de Servicios Sociales nos presentan el 12º Informe de la Dependencia, y más concretamente, se trata de un informe enfocado sobre el desarrollo y evaluación territorial de la ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.


El número de personas que debería recibir algún tipo de servicio o prestación por su grado de dependencia en aplicación del reformado calendario de aplicación de la Ley ascendía a 944.345, con fecha 31 de diciembre de 2013.  De estas, reciben algún tipo de prestación o servicio un total de 753.842 personas, lo que supone que la desatención afecta  actualmente a 190.503 personas que forman parte de lo que en su día dimos en denominar el “limbo” de la dependencia ya que se trata de personas con un derecho reconocido por su condición valorada de personas dependientes pero que aún se ven sometidos a dilatados trámites de puesta en marcha efectiva de un servicio que apoye su autonomía o de una prestación económica que sustituya la ausencia –demasiado frecuente- de servicios adecuados.

Uno de los mensajes repetidamente “triunfalistas” que lanza el IMSERSO es que se ha reducido significativamente el número de personas con derecho reconocido a atención que permanece a la espera de la misma. Ese dato –aisladamente considerado- es cierto y se comprueba fácilmente si observamos que en diciembre de 2011 las personas a la espera de servicio o prestación eran 305.941 y que hace un año eran 231.119.
El problema de este dato es que la reducción de la desesperante lista de espera no se ha producido por un incremento de las atenciones, sino por todo lo contrario.

Podríamos pensar –y ese es el sesgo metodológicamente bochornoso que se ha pretendido dar al dato- que la reducción de más de 100.000 personas de la lista de espera se ha producido porque ahora ya reciben atención. Nada más lejos de la realidad. El incremento neto de atenciones en ese intervalo de tiempo (los dos años que toma el IMSERSO como referencia por conveniencia de los datos) habría sido de 15.255 personas de las cuales 2.291 personas corresponderían al último año.

La explicación es tan obvia que produce hasta sonrojo tener que detenerse en ella. Si el incremento neto de personas atendidas en los dos últimos años ha sido de 15.255 y había nada menos que 305.941 a la espera de atención que se han convertido en 190.503, ¿dónde están los 115.438 restantes?
Quizá se entienda mejor si se observa gráficamente:
No se ha reducido la lista de espera por procurar atenciones sino simplemente porque se causa baja antes de recibir la atención. Que algo tan trágico como esto sea “vendido” como un éxito es no afrontar la realidad palmaria de que los recortes han ayudado, sin duda, a colapsar un sistema que no puede dar abasto a más de 750.000 personas.

Las personas atendidas en todo ese tiempo han estado en el entorno de 750.000 y se han mantenido constantes, incluso reduciéndose salvo en el último trimestre de 2013, de lo que se infiere que la práctica totalidad de las bajas se ha producido por dos factores:
PRIMER FACTOR- La pérdida de derecho a atención que se produjo en enero de 2012 (primer RD-Ley del gobierno de Rajoy sobre este asunto que retrasaba el plazo para que entrase en vigor el derecho a atención a los dependientes con grado I y nivel 2) lo que afectó directamente a unas 30.000 personas.
SEGUNDO FACTOR- Los fallecimientos producidos antes de recibir ninguna atención.
Esto habría podido afectar a más de 70.000 personas.
Las sucesivas reformas de la Ley han provocado dos efectos evidentes: la reducción del número de personas con derecho a atención y la falta de recursos suficientes.

Vista con esta perspectiva, la evolución del ritmo de atenciones del sistema (pensando en las más de 190.000 personas en lista de espera), no ofrece más que síntomas para la preocupación.
El peso relativo de la PECEF sigue siendo muy elevado si bien se aprecia una ligerísima disminución respecto a los servicios o a la prestación económica vinculada.

En todo caso, de momento no ha ocurrido algo que temíamos que sucediese vistas las restricciones presupuestarias a que se está sometiendo al sistema: la minoración de los servicios dado su mayor coste frente a las prestaciones económicas.
La disminución en el número de atenciones prestadas, contrariamente a lo que pudiera parecer, no ha servido para proporcionar “ahorros” en el sistema. Ello se debe a que las prestaciones que se incrementan son de mayor coste que las que disminuyen de manera que el saldo final es de ligerísimo incremento del gasto entre los trimestres del último ejercicio:
Un ligero incremento en la prestación de servicios de residencia absorbe todo el ahorro que se pudiera producir por la reducción del número de personas cobrando prestación por cuidados en el entorno.

De hecho, la relación entre nº de atendidos y costes de atención para el sistema presentaría el siguiente aspecto:
La atención residencial dispensada a un 16,2% de atendidos consume el 51,1% de los recursos mientras que la PECEF dispensada a la mitad de las personas dependientes con PIA no llega al 24% de los costes globales de atención en 2013.
En el caso de la ayuda a domicilio, en años anteriores la proporción atendidos / gasto era similar, si bien ha descendido debido a la reducción practicada en las horas de atención.
Aun considerando el incremento de gasto por trimestres en la última parte de 2013, el gasto considerado anualmente presenta una leve disminución respecto al estimado para 2012.

En definitiva, asistimos a una minoración de la financiación estatal que ha repercutido en una reducción del gasto público global, sin que las CC.AA., también involucradas en la reducción del déficit, puedan soportar dicha minoración y a un intento (que no sabemos si realmente dará resultados) de pasarle la factura al ciudadano por la vía del incremento del copago (o del descuento en el caso de las prestaciones económicas).
No podemos finalizar este apartado sin hacer una alusión al impacto que sobre el sistema de servicios sociales en general ha tenido la implementación de la política de atención a la dependencia y su posterior y paulatino freno cuando no destrucción.
Es incuestionable que tal y como se diseñó el sistema, las atenciones proporcionadas a las personas en situación de dependencia han sido exclusivamente aportadas por los sistemas autonómicos y locales de servicios sociales mientras que el sistema sanitario no fue incorporado al mismo.

Esos esfuerzos que se requirieron al sistema de servicios sociales, en el actual contexto de incremento exponencial de la demanda por efecto de la crisis (con un avance de la pobreza y de la exclusión social inaudito en un país desarrollado) han empeorado aún más la escasa capacidad de respuesta del sistema ante el empeoramiento de las condiciones de vida de la población.

Recientemente se ha publicado el Real Decreto 1050/2013, de 27 de diciembre, por el que se regula el nivel mínimo de protección establecido en la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia.
Esta norma modifica en sistema de financiación del Nivel Mínimo en una dirección que este Observatorio lleva planteando desde su primer dictamen. Se trata de financiar en función de los servicios efectivamente prestados y no en función del grado y nivel de dependencia de cada persona.
A partir de este año se ponderará la relación servicios/PECEF favoreciendo a aquellas CCAA que prestan más servicios y que, por tanto, incurren en mayor gasto. Aplaudimos la iniciativa y creemos que el modo de implantarla es adecuado (progresivo hasta 2018 partiendo de un 10% de la financiación hasta un 50% de la misma sometida a dicho criterio).

El impacto inmediato estimado para 2014 podría ser el siguiente:
En el primer año de implantación del sistema (2014) estimamos que habrá siete CC.AA. que obtendrán incrementos en la parte del Nivel Mínimo que reciben de la AGE, mientras que otros 10 territorios verán disminuida la aportación estatal.

Si no se modificasen las pautas de atención (y sabemos que modificarlas en mucho más complejo y lento de lo que parece) el porcentaje de ganancia o pérdida se incrementa cada año en igual valor, de manera que La Rioja o Castilla y León podrían llegar a ver incrementado el Nivel Mínimo en más de un 20% en 2018, mientras que Baleares o Canarias podría sufrir pérdidas de hasta un 30% en la financiación del Nivel Mínimo.
A este respecto cabe decir algunas cosas:
- Los territorios que prestan más servicios y menos PECEF incurren en un mayor gasto autonómico y parece lógico que este mayor gasto se compense.
- Estas CC.AA. en las que prevalecen los servicios, además, generan una mayor aportación al conjunto por la vía de los retornos directos, indirectos e inducidos de esta actividad, mientras que los territorios en los que prevalecen las PECEF generan mucho menos aporte a la balanza global.
- Existe no obstante un peligro importante de que se dé un cierto “efecto Mateo” en la Dependencia de manera que algunos de los territorios que peor han gestionado y que se encuentran con mayor población desatendida vean además reducida su financiación y les resulte aún más difícil ponerse al día en atenciones. Bien es cierto que para impulsar la actuación de dichas CC.AA. bien se podría rehabilitar el Nivel Acordado de financiación en una dinámica de solidaridad interterritorial.
- Finalmente, si bien el nuevo sistema de reparto puede ser plausible, no lo es en absoluto la variable esencial: la cantidad a repartir por parte de la AGE. Esto conlleva que el primer año 2014, de la congelada aportación estatal, un 10% se distribuye entre las CCAA considerando el volumen de atendidos y los servicios que reciben. El segundo año (2015) ese porcentaje se eleva al 20% y así sucesivamente hasta llegar al 50% de la aportación estatal. Sin embargo se trata de una “pelea por los fondos” entre CC.AA. en un circuito cerrado en el que la aportación estatal es siempre la misma o incluso menor. Esto significa que si no se incrementa el importe de la aportación estatal sustancialmente, seguimos en un sistema tramposo e imposible de soportar para los gestores autonómicos.


CONCLUSIONES
PRIMERA.- Se confirma que el Sistema de Atención a Se confirma que el Sistema de Atención a la Dependencia está sufriendo un estancamiento o colapso, ya que el volumen de atención se ha estabilizado en torno a 750.000 personas, umbral en el parece el parece estar su máxima capacidad de atención  tras los sucesivos recortes (y siempre que éstos no lo debiliten aún más en un futuro).
Por supuesto que nos referimos exclusivamente al volumen de beneficiarios atendidos, sin considerar otros aspectos que debilitan o colapsan el Sistema como consecuencia de estos recortes, que tienen como consecuencia la reducción de las prestaciones que oferta: escasez de las prestaciones económicas, limitación de compatibilidades entre servicios, reducción de la intensidad del SAD…
Durante el año 2013 el promedio de incorporación PIAs/mes (saldo neto según los datos oficiales SAAD) fue de 191 incorporaciones. En el año anterior -2012- se produjeron 1.080 incorporaciones mensuales, dato que en 2011 alcanzaba una media de incorporaciones/mes de 6.724.
De continuar este ritmo de incorporación de beneficiarios al Sistema, y aun suponiendo que no se incorporaran nuevos beneficiarios, serían necesarios 83 años para acabar con el actual Limbo de la Dependencia.
El estancamiento en el número de beneficiarios se ha producido cuando todavía quedan casi 200.000 personas con el derecho reconocido y pendientes de recibir atención, con lo que no se trata de un estancamiento “natural”, una vez concluido un periodo de crecimiento a lo largo del proceso de implantación del Sistema, sino que es consecuencia de los recortes. En definitiva, el límite del Sistema debería estar en torno al millón de beneficiarios y no en los 750.000 en los que se ha estabilizado. Y eso considerando sólo los Dependientes Severos (Grado II) y Grandes Dependientes (Grado III), que son los que actualmente atiende el Sistema.
Cuando se incorporen los Dependientes Moderados (Grado I) en 2015 y años sucesivos, será cuando podremos apreciar cabalmente cual es el verdadero volumen de potenciales beneficiarios del Sistema.

SEGUNDA.- La reducción del llamado Limbo de la Dependencia –personas con derecho reconocido, que están a la espera de recibir las prestaciones o servicios correspondientes- servicios correspondientes--- en más de cien mil personas en los en más de cien mil personas en los en más de cien mil personas en los dos últimos dos últimos años no es consecuencia de que se esté atendiendo a más personas, sino fundamentalmente del fallecimiento de muchas sin recibir las atenciones que les corresponde.
Más de la mitad de los potenciales beneficiarios (Grandes Dependientes y Dependientes Severos), tienen más de 80 años, por lo que el importante ritmo de los fallecimientos sin recibir atención es lo que marca fundamentalmente la reducción del Limbo de la Dependencia, y no –como quiere hacerse creer- la acción gubernamental.
Por eso es perversa –y cruel- la autocomplacencia del Ministerio cuando exhibe esta reducción del Limbo como un éxito en su gestión ¿Puede haber mayor perversidad y descaro que atribuirse como éxito que decenas de miles de personas fallezcan esperando recibir las atenciones de derecho que les han sido reconocidas?
Cierto que los fallecimientos no constituyen la única causa de reducción del déficit: las numerosas revisiones de oficio del Grado ya reconocido (muchas de dudosa legalidad) con un nuevo baremo (más restrictivo) hace que muchas personas pierdan los derechos ya reconocidos.

TERCERA.- El nuevo baremo endurece la entrada de be El nuevo baremo endurece la entrada de beneficiarios al Sistema, así como el Grado que se les reconoce. Así mismo, las revisiones de oficio, como hemos dicho, hacen incluso que personas con derecho reconocido dejen de tenerlo, o que bajen de un Grado III a un Grado II. Resulta cuando Grado IImenos curioso el espejismo de que con actual Gobierno de la nación ha mejorado el estado de salud y las capacidades del colectivo de personas en situación de dependencia, ya que se ha reducido considerablemente el número de Grandes Dependientes, muchos de los cuales han pasado a ser valorados como Dependientes Severos; de la misma manera, muchas personas que tenían reconocido el grado de Dependientes Severos, han pasado a ser Moderados, y otros tantos Moderados simplemente a no tener reconocido ningún grado de dependencia.
Es posible –eso nos dicen los profesionales valoradores- que el actual baremo haya sido mejorado respecto al anterior, pero es muy discutible que se pueda utilizar como herramienta para reducir sistemáticamente los grados ya valorados y, como consecuencia, reducir los apoyos que reciben las personas que ya habían sido valoradas.

CUARTA.- Se constata una efectiva reducción del gas Se constata una efectiva reducción del gasto de las Administraciones Públicas en atención a la Dependencia, lo que expresa una preocupante tendencia que va más allá de la estabilidad en el número de beneficiarios. Esta reducción del gasto se estima en un 4% en 2013 respecto a 2012 (212 M€ menos)

QUINTA.- La Administración General del Estado está incumpliendo clamorosamente sus obligaciones legales en materia de financiación del Sistema de Atención a la Dependencia. Tras la supresión del nivel acordado,la Administración General del Estado sólo contribuye a la financiación del Sistema en el nivel mínimo (una cuantía por beneficiario en función de su Grado reconocido). Pues bien, el resultado es que el esfuerzo de las Administraciones Públicas es aproximadamente un 25% por parte de la Administración General del Estado y el 75% restante por parte de las Comunidades Autónomas. Sin embargo la Ley establece que esta financiación pública (detraído ya el copago) debería ser igualitaria por parte de ambas Administraciones.
Es importante exigir a la Administración General del Estado que cumpla la Ley:
Si para acercarse a este objetivo, y Si para acercarse a este objetivo, y la Administración General del Estado duplicase su actual aportación al Sistema, p Estado duplicase su actual aportación al Sistema, pasando de los asando de los aproximadamente 1.317 millones de euros a 2.634, todavía lejos de cumplir la obligación legal de alcanzar una cuantía similar a la que aportan las Comunidades Autónomas (3.837 millones de euros), se podría conseguir una importantísima reducción del L podría conseguir una importantísima reducción del Limbo de la Dependencia (esta vez sí, por incremento de la capacidad de atención del Sistema). Se lograría también un importantísimo efecto sobre el efecto sobre el empleo, superior a 30.000 puestos de trabajo, un re empleo, superior a 30.000 puestos de trabajo, un resultado de extraordinaria trascendencia en momentos como los a extraordinaria trascendencia en momentos como los actuales.
Pero además esa inversión estatal de 1.317 millones, en la práctica supondría un gasto real supondría un gasto real de unos 839 millones, de unos 839 millones, de unos 839 millones, con la actual tasa de con la actual tasa de recuperación del 36,31% en el sector recuperación del 36,31% en el sector el 36,31% en el sector (podría ser mucho más elevada aún si se incrementara el porcentaje de servicios respecto a prestaciones económicas); es decir, que por cada millón de euros invertidos, el Estado recupera 363.100 € en el mismo ejercicio, en base a impuestos y cotizaciones a la seguridad social.
Por cierto, no es descabellado afirmar que la Administración General del Estado no realiza ninguna inversión efectiva en el Sistema de Atención a la Dependencia, ya que si en 2013 destinó al mismo 1.317 millones de euros, a cambio los retornos estimados considerando las considerando las atenciones SAAD fueron en ese mismo ejercicio 1.869, atenciones SAAD fueron en ese mismo ejercicio 1.869,6 millones de 6 millones de euros; unos retornos que en un porcentaje muy eleva euros do corresponden a impuestos como el IRPF, el IVA o a cotizaciones a la SeguridadSocial, de las cuales el principal destinatario en primera instancia es precisamente la Administración General del Estado.

SEXTA.- En un Sistema que nació con el objetivo de garantizar un nivel básico y homogéneo de protección para todos los ciudadanos, sea cual sea su lugar de residencia, resulta un estrepitoso fracaso constatar que las diferencias entre Comunidades no sólo no se reducen sino que se incrementan, hasta extremos inadmisibles. Como ejemplo, un ciudadano que vive en Canarias tiene una quinta parte de posibilidades que otro que vive en Cantabria, de ser beneficiario del Sistema de Atención a la Dependencia (en Cantabria se beneficia del Sistema un 2,5% de su población, mientras que en Canarias sólo un 0,54%); más de la mitad delas personas a las que se reconoce el derecho a la atención por su situación de dependencia, están a la espera de recibir las prestaciones o servicios que les corresponde en el caso de Canarias (52,74%), mientras que en Castilla y León sólo el 1,66% están en este Limbo de la Dependencia; si en la Comunidad de Murcia más de las tres cuartas partes de quienes reciben atenciones del Sistema lo hacen en forma de prestación económica por cuidados en el entorno familiar (76,4%), en Galicia este porcentaje es menos de la mitad (31,2%); por último, y quizás esto sea el resumen de estas extremas diferencias, el gasto público en atención a la dependencia en 2013 en Canarias (39,08 euros por habitante) fue menos de una cuarta parte que el de Cantabria, con 174,35 euros por habitante. Aún admitiendo que el número de potenciales dependientes encada territorio presentará diferencias debidas a los factores edad y discapacidad, éstas no serían nunca tan acusadas como muestran estos datos.

SÉPTIMA.- El Servicio El Servicio El Servicio de Ayuda a Domicilio, uno de los servicios estratégicos en atención a la dependencia, se encuentra en una situación de riesgo de perder ese papel tan importante y de sufrir en los próximos meses un acusado deterioro que afectaría en primer lugar a muchas personas y a muchas personas y familias que necesitan este servicio, y colateralmente supondría una gran destrucción de empleo. Así se puede apreciar ya en destrucción de empleo 2013, con la pérdida de4.333 beneficiarios de este servicio, lo que supone la pérdida, así mismo, de unos 1.500 empleos, casi todos ellos femeninos.
Hay un conjunto de circunstancias que nos llevan a pensar que el Servicio de Ayuda a Domicilio puede sufrir un deterioro todavía mayor a corto y medio plazo: el Decreto que reduce su intensidad -lo que disminuye considerablemente su eficacia para atender las necesidades de Grandes Dependientes y Dependientes Severos-, el copago, especialmente gravoso para la inmensa mayoría de las familias en una coyuntura como la actual y, unido a todo ello, los previsibles efectos de la Reforma Local recientemente aprobada, y que podría considerar la Ayuda a Domicilio como un servicio ajeno a las competencias municipales.
Dicho esto, se aprecia un ligero crecimiento de otros servicios (residencias y centros de día) si bien estos datos proceden prácticamente en su totalidad de dos Comunidades Autónomas. La Prestación vinculada si ha tendido al crecimiento más generalizado lo que, puede haber sido un elemento importante para que no se destruyera más empleo en el sector.

OCTAVA.- Existen serios indicios de que el IMSERSO puede estar manipulando la información que ofrece en cuanto al Sistema de Atención a la Dependencia. Realizamos esta comprometida afirmación basándonos enalgunos datos más que sorprendentes, que rompen toda lógica de tendencia especialmente en los últimos meses de 2013, y a que no coincide la información que ofrece el IMSERSO en sus estadísticas oficiales del SAAD, con la que las propias Comunidades dan en sus páginas oficiales sobre los mismos conceptos. Es sabido que esos datos autonómicos no son, generalmente, homogéneos y por tanto no son comparables, pero otra cosa bien distinta es que tampoco coincidan las tendencias. Constituye una exigencia de racionalidad para el Sistema conocer sus datos con rigor; pero sobre todo, constituye un imperativo democrático la transparencia –sí, también en esto hay que hablar de transparencia, por ser el resultado de una intervención pública- y la veracidad.

NOVENA.- La nueva fórmula de financiación del Nivel Mínimo de la AGE a las CC.AA. podría significar una mejora al financiar más a las CCAA que más invierten en servicios, pero los efectos positivos se frustran ante la congelación de la financiación de dicho nivel. El efecto real va a ser –a lo largo de la implantación progresiva- que las diferencias entre territorios se agudicen, dándose un “efecto Mateo” entre Comunidades de manera que algunas de las que peor gestión han realizado lo van a tener aún más difícil en el futuro por recibir paulatinamente menor financiación, lo que finalmente impactará negativamente sobre sus ciudadanos, rompiendo, de nuevo el espíritu de universalidad de este derecho y de equidad interterritorial.

DÉCIMA.- El modelo de financiación El modelo de financiación El modelo de financiación continúa siendo tramposo continúa siendo tramposo y asfixiante y asfixiante para las CC.AA. Considerando que en estos momentos para las CC.AA. están encima de la mesa aspectos tan relevantes como la financiación autonómica y local, creemos ha llegado el momento de replantearse si esta política social nodebería formar parte del ámbito de la LOFCA con el mismo rango que la educación o la sanidad. De lo contrario, estamos seguros, la precariedad con que está siendo tratada está convirtiendo la Ley en inoperante y –ya lo es- desesperante para las personas dependientes.

La AGE está incumpliendo su compromiso de financiación con esta Ley.
Quedan dos caminos: cumplirla aportando el 50% del importe del gasto público real o inscribir la financiación en el global de la financiación autonómica mediante un sistema que financie, al menos, en esa medida y que asegure que las CCAA puedan cumplir con las obligaciones contraídas con la población en situación de dependencia.
Lo contrario será asistir a una muerte lenta de esta Ley que, no lo olvidemos, atiende a una necesidad estratégica que va mucho más allá del aquí y el ahora.
Puntuación C-LM. 5,4/10
1.- PERSONAS BENEFICIARIAS SOBRE TOTAL POBLACIÓN
2.- SOLICITUDES SOBRE TOTAL POBLACIÓN
3.- DICTAMENES SOBRE EL TOTAL POBLACIÓN
4.- PERSONAS CON DERECHO PENDIENTES DE PRESTACIÓN O SERVICIO
5.- EQUILIBRIO PRESTACIONES/SERVICIOS
6.- INTEGRACIÓN EFECTIVA EN LA RED LOCAL DE SERVICIOS SOCIALES
7.- INCREMENTO PERSONAS ATENDIDAS ULTIMOS 12 MESES
8.- APORTACIÓN EFECTIVA DE LA CC.AA. POR HABITANTE Y AÑO
9.- INCREMENTO/PERDIDA EXPEDIENTES ACTIVOS GRADO III
10.- INNOVACION Y BUENAS PRÁCTICAS
11.- INFORMACIÓN EN TIEMPO REAL

12.- MODELO DE SEGUIMIENTO

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