viernes, 22 de abril de 2011

Crónica de la huelga de trabajadores sociales en Israel. Social workers’ strike: confronting a privatized state

Huelga de trabajadores sociales: enfrentándose a un 
estado privatizado 

Publicado en http://www.wac-maan.org.il/en/article__193 y traducido por Alejandra Ortega Fuentes - Responsable de Países Árabes, África y Asia - Secretaría de Internacional de la Confederación Sindical de CCOO.



El veinte de marzo, sábado, se registró un importante evento en la historia del sindicalismo en Israel. La asamblea de dirigentes de la Unión de Trabajadores Sociales (SWU), que organiza a diez mil trabajadores sociales en el sector público, rechazó la oferta de  Histadrut de final un convenio colectivo. Por el contrario, una mayoría de 14 sobre 11 decidieron continuar en la huelga que dura ya casi 16 días. La asamblea de dirigentes, que duró nueve horas, fue convocada por el Secretario General de la Unión, Itzhak Perry y por el Presidente de Histadrut, Ofer Eini después de que hubieran alcanzado un borrador de acuerdo que mejoraba hasta cierto punto los salarios.
  
Sin embargo, según muchos trabajadores sociales, incluidos algunos de los dirigentes de la unión, el acuerdo estaba lleno de vacíos y la oposición militante al acuerdo surgió pronto. En los cinco días de la asamblea, miles de trabajadores sociales se manifestaron diariamente en frente del edificio de Histadrut contra el acuerdo. 

En el momento de escribir esto, el 21 de marzo de 2011, el SWU se reúne para decidir cómo continuar.

Los trabajadores sociales del sector público luchan por unas migajas
La huelga de trabajadores sociales fue declarada después de que las negociaciones entre el Ministerio de Finanzas y SWU llegaran a un callejón sin salida. Dos temas principales están en el corazón de la huelga: los absolutamente ridículos bajos salarios de los trabajadores sociales en el sector público y el hecho de que casi un tercio de los trabajadores sociales están empleados en ONGs privadas y organizaciones, siguiendo la ola de privatización que ha entrado en el sector público durante el último par de décadas. Desorganizados, estos empleados no tiene garantías para un salario básico decente o beneficios complementarios.
En la huelga que empezó el 6 de marzo, SWU pidió que terminara la privatización de los servicios sociales y un convenio colectivo que cubriera a los trabajadores sociales también en las organizaciones privadas (ONGs). De modo que SWU  crea un nuevo umbral socio-político exponiendo los ásperos resultados del capitalismo neo-liberal que Israel ha adoptado durante los últimos veinticinco años. 
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Algunos de los dieciséis mil trabajadores sociales (diez mil en el sector público y seis mil en empresas privadas), muchos de ellos mujeres, soportan la carga de lidiar con la pobreza, el desempleo y el abandono que caracteriza a la sociedad israelí de hoy.
Familias afectadas, niños en riesgo, gente con necesidades especiales, jubilados con pocos recursos, jóvenes en riesgo, víctimas de la familia o de la violencia de la comunidad, adictos – todas estas personas que finalmente terminan a las puertas de los trabajadores sociales.

Pero el problema no es únicamente los bajos salarios, que es un poco más que el salario mínimo para un trabajador social con grado académico. Los trabajadores sociales están en huelga para parar las políticas gubernamentales de las últimas décadas que trata de terminar completamente con los servicios públicos.

Alrededor del cuarenta por ciento de los trabajadores sociales están empleados a través de organizaciones privadas que se establecieron como parte de la privatización de los servicios públicos. Un estudio dirigido por el Dr.  Roni Kaufman en la escuela universitaria de trabajo social de la Universidad de Ben Gurion muestra que el setenta y cinco por ciento de los nuevos trabajadores sociales, aquellos que han completado sus estudios, terminan empleándose en instituciones no gubernamentales porque no encuentra hueco en empleos en el sector público. Así, más de seis mil trabajadores sociales en organizaciones privadas fuera del convenio colectivo no están sindicalizados en absoluto.

El Gobierno destruye los servicios públicos

En un artículo del diez de marzo, Yediout Ahronot, periodista de Gideon Eshet subraya la importancia de la huelga de los trabajadores sociales: “SWU es el primer sindicato que ha entendido este ardid de la privatización del gobierno y la importancia que tiene en términos de empelo. Así, el sindicato  está pidiendo que cualquier cosa que se acuerde para los trabajadores sociales en el sector público debe ser aplicable a los
trabajadores sociales en organizaciones privadas. Si no, los líderes de los trabajadores sociales entienden que en unos pocos años no habrá más trabajadores sociales en el servicio público. Habrá empleados en instituciones privados en términos de empleo pobre”.

La privatización de los servicios sociales ha sido rápida y al principio hubo cierta confusión sobre lo que implicaría. Un estudio dirigido por el profesor Yossi Katan en 2005 muestra que muchos trabajadores sociales vieron el proceso de la privatización como algo positivo. Quizás creyeron que sus salarios y los términos de empleo serían mejor en el sector privado. Pero los altos funcionarios del Ministerio de Finanzas no se confundían: el gobierno y sus expertos económicos vieron la reducción del sector público como una cuestión de principios. El proceso de privatización de los servicios sociales – ampliamente acompañado también en la educación y los servicios sanitarios – se hizo con el propósito de reducir los gastos. El gobierno continuará financiando el servicio pero como un pago a tanto alzado a las empresas privadas. De hecho, no se han creado nuevos puestos en el sector público de servicios sociales en los últimos años.

Hoy, cuando está claro que los términos de empleo para la mayoría de los trabajadores sociales en las organizaciones privadas son pobres y que su poder de negociación es limitado, la necesidad de incluirlos con una aplicación extensa de la norma es urgente.


El Dr. Kaufman advierte de las graves consecuencias de ignorar una extensión de la norma de estas características. En un artículo publicado en la página web de Trabajadores Sociales por la paz y el bienestar social  (Social Workers for Peace and Social Welfare website), Kaufman señala que esta huelga es la última oportunidad de conseguir esa ampliación legal. Si no se gana, afirma, no habrá otra oportunidad de salvar esta profesión del tipo de colapso que se conoció en Inglaterra, donde la mayoría de los trabajadores sociales fueron “privatizados” y no están sindicalizados.

Actualmente, subraya, dos tercios de los trabajadores sociales están todavía en el sector público pero está claro que muy pronto dos tercios estarán en el sector privado.  Por otra parte, esto es exactamente lo que quiere el ministro de Finanzas que está dispuesto a incrementar salarios pero rechaza considerar una extensión del convenio.

Discriminación contra el sector árabe

Las fallas en el proceso de privatización comenzaron a notarse en 2008. Como resultado, el ministerio de Bienestar Social creó un comité encabezado por  Yekutiel Tzeva  para investigar posibles reformas del sistema de bienestar. Las recomendaciones del comité, presentadas al ministro de bienestar en 2009, expresaban la necesidad de un cambio de dirección. El comité señaló la falta de recursos lo que significa que algunas necesidades no estaban siendo cubiertas y dijo que el sistema estaba basado en una legislación obsoleta con muchas posiciones sin clarificar. La privatización de algunos departamentos ha generado la duplicación de tareas, se decía, y el sistema se ha vuelto ineficaz.

Otra cuestión que señaló el comité fue la desigualdad en el sistema de provisión, especialmente la discriminación en el servicio de provisión del sector árabe. Sin embargo, este informe, como otros importantes informes, no se tuvo en cuenta.  Los servicios sociales en el sector árabe se aproximan a una crisis mayor. Como resultado del incremento de los niveles de pobreza en este sector (en torno a un cincuenta por ciento comparado con el veinte por ciento de media nacional), ha habido un notable incremento  en la demanda de los servicios de bienestar en las ciudades árabes en los últimos años.

Según el informe del Dr.  Amin Fares  (informe del Centro  Mossawa) en las necesidades de presupuesto de los ciudadanos árabes en el plan presupuestario nacional de 2008, el presupuesto en bienestar en el sector árabe es de 328 NIS por persona comparado con 493 NIS por persona en el sector judío (aproximadamente 92 dólares y 139 dólares respectivamente). El Foro de Jefes del Servicio de Bienestar en
las ciudades árabes dirigió una investigación en 2007 concluyendo que se necesitaban en torno a ciento setenta trabajadores sociales más. Según este estudio, el número de peticiones en los servicios de bienestar árabes se ha doblado durante un período en el que las peticiones en el sector judío sólo se computaban en un treinta por ciento.

Según  Ragheb Abbas, un experto trabajador social y jefe del servicio local de  Kufr Qana, un trabajador social árabe tiene que atender una media de trescientos casos, comparado con los 160 en el sector judío. Los ayuntamientos árabes tienen menos recursos y en algunas ocasiones no son capaces de contar con trabajadores sociales incluso si existe el puesto porque están legalmente obligados a financiar el veinticinco por ciento del salario de cada trabajador social.


SWU dormido en su puesto

La cuestión es dónde estuvo la unión e Histadrut durante los últimos diecisiete años desde la firma del último acuerdo. Durante este período, Israel conoció el aumento de las diferencias de clases dramáticamente cuando el número de quienes están bajo la línea de pobreza se incrementó en un millón y medio. La destrucción del sistema de seguridad social vino junto con la privatización de muchos servicios. Durante todo este período, ni  SWU ni  Histadrut pidieron la revisión del acuerdo de 1994. De hecho, desde que se firmó, SWU no ha hecho intentos importantes de asegurar su situación o la situación de los servicios sociales en Israel.

Esta indiferencia refleja la actitud positiva de los líderes de  Histadrut  hacia la privatización, incluida la privatización de los activos propios de Histadrut. Durante este período, Histadrut también dio la espalda a otros asuntos críticos como el desempleo. Evitó tomar ninguna posición en relación a la importación de trabajadores migrantes para la construcción, la agricultura y el servicio doméstico y no hizo frente al creciente
entramado de leyes y regulaciones que transfirieron un creciente número de servicios a compañías privadas. Ofer Eini está ahora negociando un aumento en el número de trabajadores migrantes que se importarán para la construcción y casi ha expresado su apoyo a las peticiones de los constructores para más mano de obra extranjera.

El sindicato se despierta por la calle 

Como las condiciones se deterioraban, un movimiento espontáneo creado entre los trabajadores sociales fue el que removió SWU. Los trabajadores sociales, clasificados y organizados, comenzaron a actuar en 2007. En ese año, dos trabajadores sociales iniciaron una petición que llamaba a detener la privatización. Al mismo tiempo, el Dr. Kaufman llevaba una investigación que exponía los fallos del sistema privado. Como resultado de estas y otras iniciativas, el  Centro de derechos de los trabajadores empleados en compañías privadas y organizaciones comenzaron a colaborar con el sindicato.

También en 2007, el movimiento  Atidenu  (nuestro futuro) formado por trabajadores sociales para avanzar en la lucha por la mejora de salarios, paró el daño causado por la privatización e impidió el colapso del  estado de bienestar. Durante las elecciones sindicales de 2009, Atidenu presentó una lista de candidatos en oposición al antiguo liderazgo y ganó el cuarenta por ciento de los votos.

Tras las elecciones, una mayoría liderada por  Itzhak Perry y  Atidenu acordaron colabora y sindicalizar a los trabajadores sociales en el sector privados. Con este objetivo, SWU  creó un órgano interno llamado  “Amuta” que pretendía alcanzar a los trabajadores sociales en las compañías privadas. Inbal Schlossber, que dirigía Amuta, recuerda en conversación telefónica del once de marzo los intentos por sindicalizar a los trabajadores del sector privado durante al año pasado. “Hemos hecho grandes esfuerzos para convencer a los trabajadores en organizaciones privadas a unirse a nosotros pero hemos encontrado muchas dificultades”, afirmó. “Expresa grandes miedos sobre la sindicalización”. Admite que no han podido todavía conseguir un cambio significativo de la situación pero que durante el año establecieron vínculos con más de dos mil trabajadores sociales en el sector privado y crearon una base de datos. Alrededor de quinientos de hecho se unieron a SWU. Schlossberg admite que la huelga ha creado una nueva dinámica, permitiendo a más trabajadores sociales contactar con SWU.


Los estudiantes no tienen oportunidad

Otra importante iniciativa que removió la calle fue Osim Shinui (“trabajadores sociales haciendo cambios”) – un grupo de estudiantes de nueve escuelas de trabajo social en Israel que ha añadido mucha energía al movimiento de protesta contra las condiciones en el sector de servicios sociales. Tres de cada cuatro trabajadores sociales graduales se emplearán en organizaciones privadas en términos de empleo pobre así que no es sorprendente que los estudiantes hayan decidido actuar.

Karin Rivanovitch,  coordinadora de comunicación de  Osim Shinui, explica (en entrevista telefónica el once de marzo) cómo se formó el grupo y qué está haciendo ahora. “Osim Shinui es una organización de ámbito nacional con cientos de estudiantes de trabajo social que decidieron organizarse y actuar por el futuro de la
profesión de trabajadores social y los servicios de bienestar en Israel”, explicó. “El propósito del grupo es presentar la posición de los estudiantes sobre las cuestiones del trabajo social y el estado de la profesión en general. Trabajamos para lograr un cambio en la situación de la profesión y animar a los trabajadores sociales a actuar por su propio futuro y bienestar. Desde que la organización se creó en 2009, grupos de acción se han organizado en las escuelas en todo el país. En la actual lucha, los miembros del grupo están tomando un papel protagonista liderando la calle para organizar y mejorar el perfil público de la profesión”.

Histadrut renunció a demandas básicas 

La diferencia entre las necesidades de los trabajadores sociales y la posición tomada por el ministerio de finanzas es difícil de superar. Mientras que el objetivo del ministerio y el gobierno es privatizar los servicios públicos y evitar la creación de nuevos puestos en el sector público, los trabajadores sociales – la vanguardia de la lucha contra la pobreza – pide lo que parece sencillo y lógico: pide medios que necesitan para trabajar y una retribución justa.

En años recientes,  SWU ha adoptado la petición de parar la privatización de los servicios sociales. Se presenta este asunto además de las demandas salariales para ajustar la escala salarial obsoleta, definir los salarios y la promoción y mejorar los salarios de los nuevos trabajadores sociales. Estas peticiones podrían suponer un incremento medio de los salarios de entre un treinta al cuarenta por ciento.

El ministerio de Finanzas y el ministerio de Bienestar, que llevaron las negociaciones para el gobierno, han expresado públicamente su empatía con los trabajadores sociales, pero se oponen a sus peticiones. Su oposición se centra principalmente en la petición de una extensión de la norma. Los responsables del ministerio de Finanzas están haciendo todo lo que pueden para evitar una ampliación tal de la norma que podría efectivamente neutralizar la ventaja (en términos de presupuesto del estado) de emplear a los trabajadores sociales a través de organizaciones privadas.

El ministerio entiende que el rendimiento en este punto podría abrir las compuertas de peticiones similares en educación, salud y otros servicios privatizados. Cientos de miles de trabajadores han sido transferidos en los últimos años del sector público a empleadores privados para reducir los gastos del estado en materia de bienestar. El ministerio de Finanzas no ha intentado retractarse de su política que es el resultado directo de la línea neo-liberal adoptada por Israel durante los últimos veinticinco años. Como resultado de la insistencia del ministerio, los líderes de  Histadrut  y  SWU adoptaron un enfoque “realista” renunciando a la petición de una petición de extensión.

En su lugar, un salario mínimo elevado fue acordado para los trabajadores en el sector privado y una vaga línea de supervisión del gobierno para asegurar que los fondos públicos transferidos a los proveedores del servicio privado para los salarios serán pagados según lo acordado. Renunciar a esta cuestión de principio, desagradó profundamente a los jóvenes trabajadores sociales y animó a extender la oposición a este borrador de acuerdo.

Por otra parte, incluso las peticiones de trabajadores sociales veteranos en el sector público no están incluidas en el acuerdo. Como resultado,  SWU  e  Histadrut han perdido el apoyo de la tradicional base de cualquier sindicato, estable, de empleados veteranos, sin haber ganado el apoyo de los trabajadores sociales jóvenes.

Puntos de desacuerdo

Durante una discusión en  SWU  el veinte de marzo, un borrador del acuerdo entre Histadrut y los líderes del sindicato y el ministerio de Finanzas fue presentado. De acuerdo con el portavoz del sindicato David Golan  (citado en Ynet, 16 de marzo), el acuerdo mejora significativamente las condiciones de los trabajadores sociales garantizando a cada uno un incremento salarial del 7.25% además de 1.110 NIS (310 dólares) complemento anexo que será pagado retroactivamente desde enero de 2011.

Además, todos los trabajadores sociales recibirán una suma fija única de 2.000 NIS (564 dólares). En total, el portavoz dijo que las cantidades suplementarias para algunos sería del veinticinco por ciento de media, mientras que para aquellos en el nivel más bajo de la escala salarial, serán aumentados hasta un cuarenta y cinco por ciento. El sindicato también luchó por los trabajadores sociales empleados por instituciones privadas y ganó un avance histórico y sin precedentes de salario mínimo para todo el sector de 7.100 NIS (2.003 dólares).

Sin embargo, después de conversaciones con muchos trabajadores sociales familiarizados con el acuerdo, no parece que las manifestaciones del portavoz tengan una base real. El suplemento del 7.25% es un aumento que todos los empleados del sector público reciben según un acuerdo alcanzado entre Histadrut y el gobierno hace unos meses. Este suplemento se extenderá los próximos 3.5 años y se habría pagado con independencia de la huelga.

Los 1.100  NIS  adicionales serán pagados en compensación por 1.5 horas extra de trabajo por semana o 6.5 horas por mes. De hecho, serían 750 NIS extras por trabajador, prorrateados en 3-4 años. Quienes están en la escala salarial más baja no tendrían suplementos hasta un cuarenta y cinco por ciento. Como mucho, recibirían en torno a un veinticinco por ciento.

La suma única de 2000 NIS se pagará a todos los trabajadores del sector público según el convenio colectivo general y es, de hecho, una compensación por los retrasos de los incrementos salariales durante los años 2009 y 2010. Es por tanto únicamente la compensación mínima por los salarios no completados en este período.

Por otra parte, como pago único no será incluido en el salario de los trabajadores públicos de manera que se reduce el gasto del gobierno. La promesa de dar a los trabajadores sociales que están empleados en empresas privadas un salario mínimo en todo el sector de 7100  NIS es una ficción. En primer lugar es una cantidad que debería cubrir todos los costes y no lo que el trabajador pudiera eventualmente conseguir. Por otra parte, como Histadrut  renunció a extender la norma, que era su única herramienta para asegurar que las instituciones privadas pagan este mínimo, no es posible garantizar el pago actual del salario a los trabajadores sociales.

Para resumir, el ministerio de Finanzas ha logrado mantener a los trabajadores del sector público con una escala salarial obsoleta mejorando sus condiciones en lo mínimo. Por otra parte, el salario mínimo no afecta a los empleados públicos –no afectan al sector privado pero el ministerio de finanzas ha decidido no intervenir en este sector al negarse a llevar a cabo una extensión de la norma.

Cabe señalar que esta lucha no se ha dado únicamente para compensar las cuestiones que han ido surgiendo en el curso normal de los acontecimientos durante los dos o tres últimos años, que es el período normal de validez de los convenios colectivos. El último acuerdo para los trabajadores sociales fue firmado en 1994 después de una huelga que duró 44 días tras la que sus salarios fueron incrementados en un cien por cien siguiendo años de dejadez y congelación de los salarios.

Hacia un movimiento democrático de trabajadores

Si, en lugar de negociar en nombre de los trabajadores sociales, el Presidente de Histadrut Ofer Eini hubiera apoyado a SWU atrayendo a un buen número de comités de trabajadores para apoyar la huelga, podría haberse ahorrado la vergüenza de tener a los líderes de la unión votando en su contra. La manera en que el presidente de Histadrut ha negociado para los trabajadores en varios sectores en lugar de hacerlo sus representantes directos es anti-democrática. Esto sucedió en el caso de Makheteshim Agan, la huelga de Dead Sea Industries, y la huelga en los puertos: Ofer Eini pasó por encima de las cabezas de los líderes del comité y alcanzó un acuerdo sin permitir a los comités dar su opinión.

Sin embargo, en esta ocasión la situación es diferente. La fuerza del movimiento de trabajadores sociales fue impresionante y creó un nuevo modelo de lucha. Cuando los trabajadores muestran su unión y preocupación, se organizan y se preparan bien para la lucha, son capaces de seguir las negociaciones y hacer responsables a sus líderes en el momento de la verdad.

Histadrut ha estado siempre acostumbrado a la obediencia y acuerdo a sus dictados. En la época de Facebook, parece que los viejos métodos ya no funcionan. Los trabajadores sociales todavía enfrentan una serie de pruebas para mejorar sus condiciones, pero teniendo en cuenta los resultados de la negociación, su lucha es un importante hito en la creación de un nuevo movimiento democrático de trabajadores con una agenda social progresista clara.

Assaf Adiv es el coordinador nacional de Workers Advice Center (WAC-Ma’an)


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