viernes, 23 de abril de 2010

Hace ahora una semana que finalizó el VIII Congreso de Departamentos y Escuelas de Trabajo Social celebrado en Gijón



Hace ahora una semana que finalizó el VIII Congreso de Departamentos y Escuelas de Trabajo Social, celebrado en la Laboral de Gijón entre el 14 y el 16 de abril. Nos ha gustado la introducción que la directora de la Escuela de Trabajo Social de esa ciudad, María Jesús Capellín, ha elaborado para la publicación de las comunicaciones del Congreso. Deseamos a todas sus profesoras, con un montón de años de experiencia docente, que encuentren en el reconocimiento que merecen en la Universidad de Oviedo, responsable de iniciar, durante el próximo curso, el Título de Grado.


La Escuela Universitaria de Trabajo Social de Gijón tiene el honor de acoger el VIII Congreso de Departamentos, Escuelas y Facultades de Trabajo Social de España, como directora de la misma es una satisfacción haber participado en todo su proceso desde el inicio como Escuela Municipal hasta su cierre paulatino que comenzará este año.

La formación en Trabajo Social tiene una larga trayectoria en nuestra región, hace más de 50 años que las Hermanas de la Caridad abrían un centro la Escuela Pio XII para formar Asistentes Sociales y daban un salto cualitativo en la concepción de la beneficencia de la época. En un marco político y social muy duro, supieron formar excelentes profesionales que contribuyeron a transformar con su trabajo los modelos de atención entonces destinados a los sectores más excluidos de la sociedad. Algún tiempo después la Diputación abría otra escuela en Oviedo que ha venido trabajando hasta hace poco tiempo.

En el año 1981 el Ayuntamiento de Gijón asume “provisionalmente” los estudios de Asistencia Social, por un lado eran los duros tiempos de la reconversión industrial que golpeaba a la ciudad, por otra parte la democracia abría nuevas perspectivas una de las más significativas era la transformación de la concepción de la beneficencia en derechos sociales que no dependían de la caridad de algunos sino del deber de garantizarlos por parte del Estado. En esa idea la formación en asistencia social se transforma en la concepción del Trabajo Social y se incluye ya en la oferta universitaria.

La provisionalidad de la Escuela Universitaria de Trabajo Social municipal ha durado 28 años. En este tiempo la escuela ha tenido varias sedes, configurándose como una escuela itinerante instalada siempre en lo provisional. No es una mala base para formar profesionales del trabajo social en la era de la incertidumbre. Estructuras demasiado confortables no facilitan la comprensión de la vulnerabilidad y la exclusión.

El próximo año los estudios afrontan otro cambio transformándose en un título de Grado que se impartirá en la Escuela Jovellanos, nuevos retos como el marco Europeo, el fenómeno de la globalización la configuración de un país multicultural obligarán a encontrar otras respuestas.

Este Congreso que reúne a los centros de formación en Trabajo Social representa también los avances en el conocimiento y en las técnicas que el conjunto de profesorado y alumnado de Trabajo Social hemos venido construyendo.

El lema del Congreso “El derecho a la ciudad” está vinculado al hecho que en un mundo que sufre su primera gran crisis global, tiene que buscar las respuestas en el “aquí y ahora” en el espacio donde las personas viven sus problemas y pueden encontrar las soluciones. Frente a procesos excluyentes, ciudades integradoras, frente a discursos xenófobos, ciudades acogedoras, ciudades de mujeres y para la infancia, ciudades en fin socialmente sostenibles.

Con nuestro trabajo contribuiremos a crearlas.

María José Capellín
Directora de la EUTS de Gijón


La Escuela de Trabajo Social de Cuenca estuvo presente a través de Fernando Casas, como un miembro muy activo del comité científico. Myriam Gutiérrez y Ana Vázquez han presentado un par de comunicaciones y un póster tituladas “¿Espacio obesogénico o ciudad cuidadora? Un estudio de la calidad de vida en escolares de la provincia de Cuenca” y "La igualdad de género en la formación de los trabajadores sociales".

Por último, presentamos una comunicación sobre "La Consulta Participativa en el Barrio de San Antón (Cuenca) como instrumento para abordar las necesidades sociales desde la comunidad", a partir del trabajo desarrollado en sus prácticas de tercer curso, durante 2008/2009, por Enrique García Escamilla, Laura Guijarro Martín, María Busquier Sebastiá y Estefanía Martínez Esteve.

Extraemos aquí un texto de esta última comunicación:

LA INTERVENCIÓN POSTERIOR A LA CONSULTA PARTICIPATIVA

La realización de una consulta participativa, aún suponiendo un importante esfuerzo, produce un documento de síntesis que, por sí sólo no tiene capacidad de producir cambios significativos en la comunidad. A continuación, se describen brevemente algunas de las líneas de actuación estratégica que se han llevado a cabo, aprovechando el foco de atención propiciado por la consulta participativa.

La primera línea estratégica de actuación consistió en promover la movilización vecinal. Hubo que animar a los responsables de la asociación de vecinos a realizar algún tipo de manifestación reivindicativa en la calle, con el objeto de escenificar el malestar y el empuje vecinal frente al resto de la ciudad, así como para crear un perfil de interlocutores “fuertes” frente a los responsables institucionales –que suelen tratar con cierto paternalismo, cuando no con displicencia, no exenta de corrección formal, a las personas que están al frente de las asociaciones de vecinos-. Una exitosa concentración de vecinos, en una tarde del mes de julio, cumplió estos objetivos. Consiguieron atraer la atención de todos los medios de comunicación locales y el propio alcalde nos sorprendió apareciendo en la concentración.

Por esos días, también comenzaron a aflorar propuestas de ONG´s y empresas privadas que querían hacerse con los fondos del Proyecto Urbana destinados a la formación, la acción social y la participación en el barrio de San Antón. Realizamos un trabajo de asesoramiento a los miembros de la asociación de vecinos, debido a la inseguridad con que estos se manejaban a la hora de apreciar la calidad de los proyectos que se presentaban al Ayuntamiento a través de una Mesa de Pilotaje del Proyecto Urbana (órgano consultivo de “participación” integrado por responsables municipales, y representantes de sindicatos, organizaciones empresariales y ONG´s).

A la vista de que esas ONG´s estaban presentando unos proyectos que partían de diagnósticos estereotipados del barrio, donde los vecinos figuraban como usuarios pasivos de servicios externos, decidimos apoyar a la asociación de vecinos en el diseño y presentación de un Programa de participación social en la rehabilitaciónintegral del barrio de San Antón, que articulaba 17 proyectos interconectados entorno a tres bloques temáticos: Problemas Urbanísticos, Necesidades Sociales y Convivencia. Esta batería de proyectos –inspirados en los resultados obtenidos en la Consulta Participativa- incorporaba los procesos y dinámicas internas ya existentes en el barrio, así como a las instituciones y profesionales susceptibles de intervenir en el Proyecto Urbana. La asociación de vecinos envió este Programa de participación a todas las instituciones públicas y lo presentó en una de las reuniones de la Mesa Urban del mes de agosto-2009.

Después de varios meses trabajando en el barrio y con sus gentes, comenzamos a esbozar una nueva hipótesis de trabajo: el movimiento vecinal del barrio se estaba desarrollando al margen de varios grupos de población del barrio: inmigrantes –en el barrio se concentra el mayor número de residentes magrebíes de toda la ciudad- y las mujeres con hijos a su cargo que no tienen o no pueden contar con su pareja. Ante cierta evidencia de que la asociación de vecinos podía contribuir a verticalizar aún más la estratificación social del barrio, puesto que su agenda no pasaba por responder a las preocupaciones de esos otros grupos de personas en algo que fuera más allá de cierta moral caritativa o una tibia y paternalista solidaridad entre vecinos. De ahí que, durante los meses de septiembre y octubre, en el Centro Social del barrio, tuvimos varios encuentros grupales con personas inmigrantes y mujeres en situaciones de vida muy vulnerables, con el fin de conocer mejor sus situaciones y animarlos a participar más activamente en el movimiento vecinal.

La segunda línea estratégica de actuación consistió en acercar la universidad al barrio. Partimos de la hipótesis de que el componente de prestigio del que goza la primera en nuestra sociedad, combinado con una presencia frecuente en el barrio (a la manera de los Settlement), podría proyectar una fuerte imagen simbólica tanto en los vecinos como en el resto de la ciudad, en la que cambiar la tendencia a etiquetar e incluso autodefinirse como una zona marginal o de exclusión, sustituyéndola por el de un barrio de ciudadanos activos que se percibe en lucha por su dignidad y que se alían para ello con estudiantes y profesores.

Para concretar estas ideas, hemos organizado, hasta la fecha, dos sesiones del Aula Abierta de San Antón. En la primera sesión, a comienzos de noviembre de 2003, cincuenta estudiantes y profesores de la Escuela de Trabajo Social, divididos en grupos y con una “guía de trabajo” y un plano, recorrieron el barrio para conocer el entorno físico y hablar con los vecinos. Después, concentrados en el “un punto de reunión”, un cruce de varias calles en escalera, próximo a una de las zonas más degradas del barrio,realizamos una puesta en común.

La segunda sesión –en diciembre de 2009-, consistió en una actuación reivindicativa a través de la limpieza y pintura de un solar de la zona más degradada del barrio, bajo el lema “El espacio público se degrada cuando deja de ser utilizado”.

La tercera línea estratégica ha consistido en que, todas y cada una de las actuaciones que aquí hemos descrito brevemente, han sido anunciadas a los medios de comunicación. La amplia cobertura obtenida en los medios, a nivel local y provincial, durante los últimos seis meses del año 2009, es un paso fundamental para que la percepción ciudadana no pueda concentrarse únicamente en la idea estereotipada de un barrio que se degrada ante la pasividad de sus vecinos.

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